Arquitectura para la reconciliación

El barrio de al-Adhamiyya es un histórico enclave suní maltratado por la guerra y el odio, que lo convirtieron en uno de los centros del horror en el año 2003. Nueve años después, lo que antes fue objetivo de combatientes y terroristas, ahora está en el punto de mira del estudio de arquitectura barcelonés AV62 Arquitectos. Un estudio que ha ganado el concurso internacional de ideas organizado por el ayuntamiento bagdadí en 2010 para revitalizar este barrio desde el punto de vista constructivo y humano. En septiembre parte de sus integrantes viajaban a la capital iraquí para recoger el premio de manos del primer ministro Al Maliki y del alcalde de Bagdad. El trabajo duro empieza ahora. El proyecto, que ha superado a los otros veinte que se postulaban, apuesta por una 'manera de hacer sostenida y sostenible', que concibe la arquitectura 'no sólo como la construcción de edificios, sino como un hecho integral en el que las personas son lo primero y lo último'. En concreto, los 400.000 vecinos de un barrio cuya fisonomía comenzará a cambiar en 2013 gracias a un trabajo a través del cual los arquitectos ganadores intentarán 'relevantarlo, rearticularlo, reconectarlo y recuperar el espacio público'. La ribera del río Tigris, presente en el imaginario colectivo 'gracias' a las imágenes diarias con las que, durante todo este tiempo de conflicto, nos han bombardeado los medios de comunicación destacados en la ciudad, se convertirá en un gran corredor de movilidad que posibilitará la unión de los diferentes barrios de la Gran Bagdad, de unos seis millones de habitantes. Un proyecto, por lo demás, que pretende 'reconstruir estas conexiones' entre este barrio suní enfrentado y conectado por el río con otro chií, con el que es preciso 'recoser las relaciones de vecindad'. A ello contribuirá, sin duda, o ese al menos es el objetivo, el cambio de uso y el necesario lavado de cara del gran palacio de Sadam Hussein, ubicado precisamente aquí, en un intento de 'sobreponerse a la memoria dolorosa y negativa' de este terrible episodio de la historia iraquí. Así, lo que antes era cuartel general del horror, se convertirá en un gran parque de la cultura, que albergará grandes equipamientos de escala metropolitana como un auditorio, biblioteca o un museo. Asimismo, la iniciativa pretende integrar en una relación circular dos mezquitas próximas para recuperar el espacio de poder civil de la administración. Acompañado todo ello por dos elementos arquitectónicos que permitirán al vecindario volver a ocupar los espacios públicos que le fueron arrebatados por la guerra: la sombra y el agua. Retos Esa es la meta. Para alcanzarla, los arquitectos deben salvar varios obstáculos. Entre ellos, el de tener que conciliar un diseño del futuro conservando y respetando unos vestigios de un barrio antiguo, al tiempo que preservar la habitabilidad y seguridad de los residentes. Y todo ello remozando el aspecto de este espacio público, pero también de las viviendas, y el recinto de la mezquita; introduciendo equipamientos como guarderías, colegios o centros asistenciales y educativos, además de otros de carácter lúdico como un teatro de ópera, un auditorio, un centro de convenciones, museos, un zoco, o su versión más contemporánea: un centro comercial. Se trata del proyecto de renovación más extenso desarrollado en Iraq y sus obras está previsto que duren siete años. El estudio ganador lleva años trabajando en otras ciudades iraquíes como Mosul o Arbil.