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Acción y efecto de comunicar o comunicarse. Es la primera definición que la Real Academia Española aporta en su diccionario sobre el término Comunicación. Denostada hasta el extremo en nuestros días, este blog pretende recuperar su esencia misma, como elemento consustancial a la realidad del ser humano y que le ha permitido dominar el mundo. Me ratifico a través de estas líneas, en demostrar que la mejor arma es la palabra...


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lunes, 20 de febrero de 2012

Dickens doscientos años después


El mundo de las letras celebra el bicentenario de su nacimiento

"Hay hombres que parecen tener sólo una idea y es una lástima que sea equivocada". Así lo creía Charles Dickens, que apostó por la crítica de la sociedad victoriana que le tocó vivir y que dejó una profunda huella en la obra y la personalidad de uno de los padres de la narrativa moderna.

Nació un 7 de febrero de 1812 en Portsmouth, Inglaterra, y hoy, doscientos años después de su nacimiento, se le recuerda y rinde tributo como uno de los grandes de la literatura universal.

Lecturas continuadas de su obra, ciclos de conferencias e incluso un doodle de Google sobre el genial maestro, que reunía en una misma imagen a sus personajes más carismáticos, retrocediendo hasta el siglo XIX, son algunos de los homenajes que se le han tributado.

Estos se han completado con la edición de libros como La fábrica de betún. El joven Dickens, escrito por el valenciano Vicente Muñoz Puelles y que pretende convertirse en obra de referencia para niños y jóvenes. El trabajo acerca al lector a la infancia y adolescencia del autor inglés y le ayuda a entender mejor la temática de sus grandes obras.

Publicada por Anaya infantil y juvenil, el relato arranca cuando el novelista inglés acaba de fallecer y su amigo y agente literario John Forster comienza a escribir las memorias de aquel. Para ello contará con la ayuda inestimable y, sobre todo, inesperada del propio Dickens, que se muestra dispuesto a viajar al pasado y revivir su infancia y, con ello, dar a conocer aspectos de su vida que habían permanecido en la intimidad. O casi, ya que de nuevo es posible redescubrir al autor visitando su museo y antigua casa, en Londres. El espacio ha reabierto sus puertas para la ocasión ofreciendo una exquisita colección con más de 100.000 piezas entre manuscritos, ediciones singulares, creaciones personales, pinturas y objetos más visuales que rodearon al autor en vida.

Pero para conocer al verdadero Dickens es imprescindible visitar su obra. Una extensa obra en la que supo mezclar, como él solo sabía hacer, humor, ironía y crítica social con unas pinceladas de una narrativa viva y repleta de ritmo. También de magia. Un autor al que muchos señalan como el 'mejor creador de personajes de la historia', entre ellos, el inolvidable Oliver Twist, pero también Ebenezer Scrooge, protagonista de su Cuento de Navidad, Mrs. Gamp o Charles Darnay.

Personajes que se convirtieron en arquetipos literarios como el huérfano desvalido, el viejo amargado y cascarrabias o el empresario avaricioso, y cuya azarosa vida -a imagen y semejanza de la del propio escritor- era ofrecida por entregas a los ávidos lectores del momento, que vivían como una auténtica revolución la publicación de cada una de sus novelas.

De formación prácticamente autodidacta, su obra está determinada por una profunda crítica social hacia la explotación infantil -él comenzó a trabajar a los doce años-, la deshumanización o los excesos de la revolución industrial, temas por los que aún hoy sigue siendo uno de los novelistas más leídos del mundo.

Falleció a los 58 años, pero una existencia tan corta le bastó para experimentar y sufrir varias vidas en una sola. Así, conoció las penalidades de vivir encarcelado, fue reportero y cronista parlamentario, pasante en el bufete de unos procuradores, taquígrafo judicial, actor o conferenciante sobre temas como los derechos de autor, defensa de las prostitutas o condena de la pena de muerte. Pero, sobre todo, escritor. Su gran best seller fue David Copperfield, del que llegó a vender hasta 100.000 ejemplares en muy poco tiempo.

Dickens moriría físicamente en 1870 y fue enterrado en la conocida Esquina de los Poetas de la Abadía de Westminster, llevándose consigo El misterio de Edwin Drood y dejando, al mismo tiempo, un inabarcable legado literario como regalo para las nuevas generaciones.

Publicado en:
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